El pasado miércoles 14 de septiembre me llamó la atención un programa de radio que escuché mientras conducía a casa, básicamente los locutores estaban recordando la época en que cursaban el bachillerato durante las festividades de independencia, asimismo le daban apertura a los oyentes de todas las edades, para que compartieran lo que hacían previo al desfile del 15 de septiembre.
La mayoría de los radioescuchas contaba como un día antes tenía que arreglar sus uniformes, salir corriendo a buscar guantes blancos y entre otras cosas, dar los últimos toques a sus instrumentos de banda de guerra, en fin casi solo preparativos para el día del desfile.
Creo que durante mi tiempo como escolar, la última vez que salí a marchar fue en 7º grado, luego gracias al esfuerzo de la familia pude ingresar a un colegio privado cerca de metrocentro, en donde todas las actividades de esa índole se realizan al interior del centro educativo, por tanto el 15 de septiembre siempre era día libre.
Al estudiar por la tarde me era muy difícil poder observar el sobrevuelo de las aeronaves de las FAS a la hora del canto del Himno Nacional, aunque de reojo podía apreciar la formación de los A-37B a su paso sobre el Centro de Gobierno.
Al llegar a la casa comenzaba mi preparación para el día siguiente: Armado con una cámara canon análoga de 40 mm desde muy temprano me subía al techo de la casa para esperar con emoción el paso de las aeronaves… (Cómo recuerdo y extraño esos días en los que el techo de la casa soportaba mi peso).
Todo iniciaba con el sonido de los helicópteros, en número que no bajaba la mayoría de veces de 14 o 15 aparatos, aunque por lo general me tocaba observarlos de muy lejos, ya que se mantenían esperando por el área del Hospital Militar.
Posteriormente llegaba la formación de O-2 y de fantasmas, quienes para sobrevolar el desfile tenían que virar cerca de mi casa, para lo cual con todo el gozo de un niño los saludaba creyendo que ellos me veían. No entiendo como nunca terminé padeciendo una insolación, ya que desde el primer pase de las aeronaves, me quedaba esperando hasta el aterrizaje del último paracaidista, que por lo general son los elementos encargados de cerrar el acto de destrezas de la Fuerza Armada.
Finalmente la cúspide de la emoción llegaba con la formación de A-37B, dividiendo mi atención entre los esfuerzos para captarlos con la cámara y poder observar cada detalle de su majestuoso vuelo. Una vez, dos, tres… eran muchas las veces que los aviones pasaban casi sobre mí. Ese sonido ensordecedor esa estabilidad de vuelo, la sincronía de sus movimientos me hacían soñar a mi corta edad.
Ahora, muchos años después, es 14 de septiembre… Nuevamente me toca prepararme para ver volar esas majestuosas aeronaves, solo que en esta ocasión me tocará observarlos desde el asiento del piloto del FAS 442, con más emoción de la que tenía hace muchos años!
Feliz día de la independencia!
Texto original: B7 vía Mario A. Imágenes 1 y 2: EDH 1989 / 1991 Imágenes 3 y 4: B7