Centroamérica es un área geográfica de características tan particulares que favorecen el mantenimiento de humedad en la atmósfera, nubosidad y alto volumen de precipitaciones. En el caso específico de El Salvador, la temporada lluviosa comprende normalmente el período entre los meses de mayo a octubre; en esta época del año, es común que el país sea afectado por ondas tropicales, que generan violentas tormentas eléctricas que se desplazan, en su mayoría, desde el Golfo de Fonseca y la zona norte del país hacia la capital.
Para agosto de 1975 el Aeropuerto de Ilopango (MSSS/ILS) apenas cumplía 10 años desde su última y más importante ampliación (te podría interesar: https://flotilla-aerea.com/2014/05/17/msss-pista-15-33-cumple-50-anos/) y a pesar de ser el único aeropuerto de carácter internacional del país, presentaba ciertas limitaciones para recibir aeronaves en condiciones meteorológicas adversas, contando solamente con una pista acondicionada para aproximaciones por instrumentos y sus sistemas de guía que no permitían realizar una aproximación de precisión (Instrument Landig Sistem / ILS), es decir sin equipos que proveyeran al piloto de una guía vertical electrónica para descender en una trayectoria segura (te podría interesar: https://flotilla-aerea.com/2018/04/09/procedimientos-de-la-vieja-escuela/).
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La noche del sábado 2 de agosto de 1975, una tragedia aérea sacudió a El Salvador. Un avión C-47 de la Fuerza Aérea Nicaragüense con matrícula FAN-412 impactó en las aguas del Océano Pacífico, aproximadamente a 400 metros al sur de la playa “El Maculis” en el departamento de La Unión. Este desafortunado evento resultó con el saldo fatal de las 21 personas a bordo (18 pasajeros y 3 tripulantes) convirtiéndose a esa fecha en el accidente aéreo más grave en la historia del país.
El vuelo despegó del aeropuerto Internacional de Veracruz (MMVR/VER), en México, con destino al aeropuerto Las Mercedes en Managua (MNMG/MGA), Nicaragua. La tripulación estaba conformada por el Capitán Fabio Salvador Molina Sagastume, copiloto teniente Álvaro Leonel Bravo e ingeniero de vuelo sargento Bayardo Hernández Gómez. La totalidad de los pasajeros estaba compuesta por directivos y miembros del grupo de danza folklórica México-español «Club España», quienes viajaban a Nicaragua para participar a partir de esa misma noche (02 de agosto) en las actividades la feria agostina y semana proconstrucción del Hospital del Niño, organizadas por la primera dama de Nicaragua, doña Hope Portocarrero de Somoza.
Nómina de los integrantes del Club España:
Vicente Gutiérrez Rayón, presidente del Club España; Rafael Carro, Luis Arámburu, Luis Ibarreche, miembros del comité de festejos; Mercedes y Goya, bailarines principales; Rocío Aguerría, madrina del Club; Rocío Yánez, Rocío Zarrave, Alicia y Lourdes Fernández, Esperanza Martínez, Ivón Coindreau, Cristina Lozano, bailarinas del Club; Antonio de Córdova, cantante; Simón García, Emilio Castillo, guitarristas y Roberto Aberóstegui, maestro de ceremonias.
Durante el trayecto hacia el aeropuerto Las Mercedes, la aeronave se encontró rodeada de tormentas eléctricas intensas antes de sobrevolar el Golfo de Fonseca y de acuerdo con las autoridades, la tripulación estableció comunicación radial para intentar retornar al aeropuerto de Ilopango, pero este ya se encontraba cerrado por condiciones meteorológicas adversas (lluvia intensa).
Con el mal tiempo y la oscuridad de la noche a sus espaldas, la tripulación pudo ubicar la ciudad de San Miguel y de acuerdo a testigos, intentaron sin éxito aterrizar en la pista “El Papalón”; ante el empeoramiento de las condiciones climáticas y la disminución del combustible a bordo, los pilotos tomaron la decisión de aterrizar la pista de uso militar de “El Tamarindo” en La Unión, la cual era conocida por muchos aviadores nicaragüenses en ese entonces (te podría interesar: https://flotilla-aerea.com/2020/03/13/mset-el-tamarindo/), cabe mencionar que ambas pistas del oriente del país carecían de cualquier tipo de radioayuda y sistemas de iluminación que permitieran operaciones nocturnas.
Es imposible saber lo que ocurrió a bordo de la aeronave minutos previos al impacto, pobladores de la zona relataron que vieron las luces de un avión sobrevolando en el sector donde se ubica la pista El Tamarindo; posiblemente los pilotos lograron ubicar el umbral y decidieron volar bajo para no perder las referencias visuales. Lo cierto es que el C-47 FAN-412 impactó la superficie del mar a unos 400 metros de la costa, entre el faro de Punta Amapala y la playa “El Maculis”, de acuerdo con testigos el fuselaje de la aeronave flotó por unos 10 minutos hasta hundirse a una profundidad que ronda entre 16 y 20 metros.
Ante el desconocimiento de las autoridades salvadoreñas, las operaciones de rescate comenzaron de forma limitada casi inmediatamente después del accidente gracias a algunos lugareños pudieron avocarse al sitio del siniestro. A la mañana siguiente, aeronaves, embarcaciones salvadoreñas y nicaragüenses liderados por la Fuerza Naval de El Salvador con la asistencia de pescadores locales participaron en los esfuerzos de búsqueda de sobrevivientes, pero no encontraron a nadie con vida. Los equipos de rescate lograron recuperar los cuerpos de las víctimas y algunas partes de la aeronave a desde primeras horas del domingo 03 hasta la tarde del lunes 04. Los cuerpos sin vida fueron transportados desde El Tamarindo hacia Managua en una aeronave C-47 de la FAN para su reconocimiento y posterior repatriación a México.
Los restos mortales de los miembros del Club España arribaron, bajo una intensa lluvia, a Ciudad de México a las 21:15 horas del lunes 04 de agosto a bordo de una aeronave jet de cuatro motores CONVAIR 880 de la aerolínea nicaragüense LANICA. La comisión que encabezó este proceso incluyó a doña Hope Portocarrero de Somoza; el Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Montiel Argüello; el Ministro de Defensa, Heberto Sánchez Barquera y el Ministro de Educación Pública, Dr. Leandro Marín Abaunza.
El accidente del C-47 FAN-412 en agosto de 1975 dejó una profunda marca en la comunidad de artistas mexicanos, en la Fuerza Aérea Nicaragüense, autoridades del comité proconstrucción del Hospital de Niños en Managua y en todo el personal involucrado en las labores de Búsqueda y Rescate de las víctimas. Aunque han pasado décadas desde ese suceso, el propósito de Flotilla-Aérea al redactar este artículo no es examinar el complejo proceso de toma de decisiones de los tripulantes, su cadena de mando o el de las autoridades nicaragüenses. Su única finalidad es recordar un trágico episodio que, marcado por el dolor y la pérdida, dejó una huella imborrable en el legado de la aviación nacional. Al rendir homenaje a la tripulación y los pasajeros fallecidos, pretendemos que su memoria siga viva en los corazones de sus familias y compatriotas.
Artículo elaborado por Flotilla-Aérea vía Mario A._
Fuentes consultadas:
Archivos F/A
El Informador, México.
El Siglo de Torreón, México.
La Prensa, Managua.
New York Times, Estados Unidos.