La adquisición de los A-37B por parte de El Salvador parece que ha sido una operación bastante acertada. Desde el anuncio de la transacción, mucho se ha dicho en el país sobre lo obsoleto de los aparatos y su descarga hace años de la línea operacional de la FACh. Efectivamente, los 10 aparatos adquiridos habían sido retirados del servicio activo en el 2009, pero eran operacionales, es decir, se encontraban en condiciones de vuelo, bajo mantenimiento y revisión, además de realizar vuelos ocasionales. Aunque efectivamente declarados obsoletos, particularmente por Chile cuando buscaba razones por hacerse de un tercer paquete de aviones F-16MLU en Holanda, el A-37B es un aparato relativamente efectivo en el ámbito centroamericano, y no cambia el balance aéreo de la región. No son una amenaza a los F-5 de la Fuerza Aérea de Honduras, pues enviarlos a una pelea aire-aire sería suicida.
Esto no significa que sean maquinas inútiles. Pueden volar muy bajo, y bajo los radares que podría tener y operar Honduras a nivel nacional; y lo pueden hacer armados con una considerable carga de bombas, a lo que se suma una suficiente autonomía. El trato con Chile logra un gran ahorro, tanto en preparación de los pilotos como de los mecánicos. Es un ahorro en los arsenales, pues lo que queda simplemente se suma a lo que se recibe. Con los repuestos, que seguramente incluye motores y sistemas nuevos que tenían en Chile de reserva, se garantiza su operación relativamente económica por un buen tiempo.
El Salvador asegura con la transacción todo el repuesto que pudiera existir disponible todavía en el mundo para esas maquinas, aunque todavía existen bodegas en Colombia, Perú y quizás Corea del Sur, además de la huesera de EEUU. Lo más importante es que, en caso de ataque, el lote básicamente garantiza la supervivencia de suficientes maquinas para dar una respuesta estratégica. Es decir, que la Fuerza Aérea de Honduras (FAH) ya no puede garantizarse la destrucción de todo el equipo aéreo salvadoreño en un solo golpe. La FAH solo puede operar entre 4 a 6 F-5E, pues a esos aparatos le pasa lo mismo que le pasa al A-37B: se trata de un avión ya pasado de años, bastante costoso de operar y mantener, y los repuestos son escasos y caros.
El inventario de dichas maquinas en Chile ya no existe, pues igual que a los A-37B, se declararon obsoletos para remplazarlos con los F-16 MLU, y los F5, con sus repuestos, fueron ya vendidos. Si hay bodegas del F5 en Arabia Saudita, Suiza, Brasil y otros…además de la huesera de los EEUU, pero lo mismo, la carrera por ellos es más apretada, pues los busca México, y Brasil entre otros. Si la FAH recupera sus 11 F5E entonces podría recuperar esa supremacía aérea, pero hay indicaciones que solo existen 8 fuselajes disponibles, y a ello que no hay más que entre 4 y 6 maquinas en condiciones de vuelo.
Hay que recordar que la transacción salvadoreña con Chile no solo incluye los 10 aviones operacionales, sino al parecer dos fuselajes adicionales, motores, sistemas, válvulas, armas y otro equipamiento. Si con el refuerzo chileno, y lo que ya se tiene, la FAS puede recuperar entre 16 a 18 aviones A-37B, y se dispersan (Comalapa, Ilopango, en la autopista a Santa Ana, El Tamarindo o donde quieran meterlos), las bodegas de abastecimiento dispersas serian homogéneas (pues se trata de un solo tipo de maquina), lo que garantiza su supervivencia en caso de una emergencia. Esto provee una respuesta estratégica – no una pelea aire-aire – sino una capacidad de sobrevivir para poder golpear inmediatamente después. Todo esto se ha hecho con fondos relativamente bajos. Hay que recordar que en los precios de armas hoy en día, 9 millones de dólares no es mucho, y así habría que El Salvador pago poco menos de 40 millones de dólares por 5 Bell 412 para la FAS en el 2001.
Por otro lado, buscar pelear con ellos contra los vecinos es necio. Las maquinas deben utilizarse para patrullaje e interdicción en la lucha contra el narcotráfico.
Artículo: JMAH/ Miembro y colaborador de www.flotilla-aérea.com
Imagen: FAS Luca C. / FACH Leandro Casella, Vía Mario A.